domingo, 20 de julio de 2025

La Naturaleza es Sabia

La naturaleza es sabia

El nacimiento de mi hijo Rodrigo Ignacio fue totalmente diferente al nacimiento de mi hija Mia Alejandra. No esperaba nada igual. Dejando así mucho aprendizaje. Me dejó mucho aprendizaje. La naturaleza es sabia.

Eran las 6:00 AM de aquel lunes, 30 de octubre del año 2017, nos encontrábamos por salir a nuestra rutina de siempre, llevar a Mia a la Guardería, Luis a su trabajo, yo me encontraba de reposo pero me encanta acompañar a Mia a la guardería. Me encontraba justo en la semana 38 de gestación y había tenido mucha actividad durante todo el embarazo. Fue el año de las “guarimbas”, del caos (Sí, del caos, mucho caos y no solo a nivel país, sino también de mucho caos en mí, pero ese cuento lo escribiré en otra edición jajajaja. Saliendo de casa, sentí que me hice pipí (pensé yo) y me fui corriendo al baño. Al salir del baño, le comenté a Luis que presentía que había roto “fuente” y antes que entrara en pánico le dije: - no te vayas alterar y hacer un escándalo. Llame o escribí al Dr. Beltrán (no recuerdo muy bien) y quedamos en vernos en su consultorio. Durante el camino a CCS (yo vivo en Guatire), iba contabilizando las contracciones y le indicaba al doctor por mensajes. Al llegar al estacionamiento del trabajo, me volví hacer pipí (Diosssss!!! hice una laguna entera) usaba una falda larga e inmediatamente abrí la piernas y espere que bajara todo el líquido amniótico y fui directo al baño. Camino al comedor, me encontré con una gran amiga y desayunamos juntas. Estuve rezando todo el desayuno que al pararme de la silla no volviera hacer el desastre del estacionamiento porque me iban a llevar corriendo a una clínica. Dejamos a Mia en la guardería y nos dirigimos al consultorio del Dr. Beltrán que quedaba a unas pocas cuadras en Sabana Grande. Epa!!! No recuerdo en qué momento hablé con Elvis y Janeth (mis Doulas estrellas) pero lo hice y quedamos en vernos en le consultorio de Beltrán. Al llegar al consultorio, había varias pacientes, Beltrán me preguntó cómo me sentía y me indico que pronto entraría al consultorio. Cómo estaba muy ansiosa, decidimos ir a caminar por el bulevar de Sabana Grande para hacer un poco de tiempo. Al volver ya se encantaba Elvis, Janeth y Eva. Al rato entramos al consultorio y Beltrán me realizó un ultrasonido. Todo apuntaba que estaba bien y me realizó un tacto por la cantidad de líquido amniótico que había perdido. Me indico que estaba dentro de los márgenes “normales” pero que al romper “fuentes” teníamos el tiempo un poco en contra porque según el protocolo venezolano de obstetricia, él debía inducir el parto después de las 12 horas de romper membrana (fuentes) pero que los protocolos gringos dicen que se pueden esperar hasta 48 horas, con cierto riesgo. Como había roto fuentes a las 6:00 AM, tenía hasta las 6:00 PM para tomar decisiones, si inducir el parto porque además apenas tenía 2 centímetros de dilatación. Todo está información género más ansiedad en mí y me colocó un reloj mental que no me ayudaba mucho en el trabajo de parto porque repito, el parto de Mia fue tan diferente que nada me había preparado para esa situación. Nos fuimos a casa los 7; Elvis, Janeth, Eva, Luis, Mia, Rodrigo aún en mi vientre y yo. Al llegar a casa preparamos las cosas, la ropa, la cama, entre otros. Sentía que las horas volaban y que las 6:00 PM llegarían tan rápido con Beltrán de la mano para llevarme a una clínica y que posiblemente terminaría en cesaría el cual no era el plan inicial y ni el plan final, definitivamente no era el plan. Había un solo plan. Parir en casa. Beltrán avisó que llegaría a eso de las 7:00 PM, me daba un poco de “tranquilidad” porque repito, tenía un reloj mental que me sentía presionada. Al saber que Beltrán llegaría, le pedí a Janeth que le dijera que por favor no me comentara nada sobre la hora porque estaba muy asustada y me fui al baño para que disimuladamente hablara con él (muajaja), pero al entrar al baño entre el miedo y la ansiedad sentí que bote como 10 litros de líquido. Estaba realmente asustada. Al salir del baño trate de disimular que le había pedido ese “favorcito” a Janeth. Beltrán me preguntó que cómo me sentía y sonrió. Repito, yo estaba aterrada, realmente aterrada y el bendito reloj que no salía de mi cabeza. Se hicieron las 11:00 PM y me sentía muy cansada pero las contracciones estaba muy fuertes y seguía ese bendito reloj acosándome. Sentí mucho sueño y trate de descansar pero se me hizo imposible. Escuchaba el bendito tic- tac que me decía que en cualquier momento o paria o me llevaba a una clínica o al cualquier lugar a inducirme el parto. Eran como las 3:00 AM del día martes, 31 de Octubre del 2017, el doctor me dijo que tenía que examinarme porque ya habían pasado muchas horas, justo en ese momento vino una contracción muy fuerte, luego Beltrán me realizó un tacto el cual me dolió terriblemente, me levanté directo al baño apenas recobre las fuerzas y volví a botar muchísimo líquido amniótico y tenía terror de salir del baño y que me dijesen que nos íbamos alguna clinica o algo por el estilo. Al salir del baño bien aterrada y al ver la cara de Beltrán me causó mucho desconcierto, tenía cara de risa pero a la vez estaba más desconectado que yo. Recuerdo que me dijo: -yo no sé si aquí está actuando una fuerza sobrenatural o si al santo que le estás pidiendo está haciendo algún tipo de milagro pero el líquido amniótico está como si no hubieses roto membrana, se ha regentado por completo, además el bebé hizo una especie de tapón con la cabeza que no permite que tenga contacto con el exterior o al menos fue lo que entendía en mi desconcierto y en ese cóctel de emociones que sentía. Lloré y reí al mismo tiempo. Me dijo que eso lo dejaba más tranquilo por lo que me había explicado en el consultorio y que ya había pasado casi 24 horas de haber roto fuentes. Solo respire del alivio. Ese reloj que me tenía estresada ya no estaba en mi cabeza atormentándome o al menos no tanto. Cada vez que recordaba y estaba sola, hablaba con Rodrigo, le decía que todo iba bien, lo estábamos esperando y que el solo sabía cuándo iba a nacer, pero el temor que sentía era muy grande. Ya estando más tranquila, me relaje un poco pero comencé a sentirme que quería estar a solas y cada vez que entraba al baño, cerraba la puerta porque quería tiempo para mí. Me sentía incómoda pero no quería decirle nada a Elvis o Janeth aún sabiendo que ellos no lo tomarían mal pero prefería mejor cerrar la puerta del baño. Se hicieron las 4:30AM aproximadamente, sentí que necesitaba descansar un poco pero no quería irme a dormir y las contracciones se distanciaran. Estando en el baño, sentada en la poceta, dónde pase la mayoría del trabajo de parto porque me sentía cómoda allí, entro Elvis y sentí la necesidad de decirle que se fuera pero no pude y justo en ese momento sentí la presencia se muchas entidades a mi alrededor que me acompañaban y justo en ese momento comencé hablar sin parar. Elvis solo se limitó a escucharme, no sé si por mi situación de parturienta o por no llamarme loca jajaajaja (sé que no). Estoy dando muchos detalles, pero siento que son necesarios y estoy dejando muchos por fuera y no porque sean menos importantes. Luis estuvo acompañándome en todo momento, pero él también sentía mucho miedo y se alejaba de vez en cuando, además, también estaba al pendiente de Mia. Mia también se acercaba al baño, tomaba teta o solo me acompañaba. Estaba rodeada de las personas que debían estar allí y también estaba Eva, mi tercera Doula, que estuvo también en el nacimiento de Mia. Calculo que sería pasada las 5:00 AM y me percate que cada vez que venía una contracción, involuntariamente apretaba abajo y eso estaba retrasando a mi parecer el trabajo de parto. Recuerdo que le comente a Elvis y el me dijo que necesitaba soltar todo ese miedo que sentía y comenzamos a danzar. Nos movíamos de un lado a otro como olas y comencé a repetir un mantra que perdonaba y me perdonaba por situaciones que me habían hecho mucho daño y a medida que danzábamos sentía como se relajaban los músculos y las contracciones eran más llevaderas y mi cuerpo se abría como una flor. Al ver hacia la ventana me percate que ya estaba amaneciendo y me dieron ganas de ir al baño, indicando que ya faltaba poco (número dos). Me fui al baño y le dije a Elvis que llamara a Beltrán y a partir de ese momento fue todo tan rápido. Sentí que puje y ya Rodrigo se encontraba en lo que llaman el aro de fuego (ya había coronado). Yo me encontraba en el baño aún y me sacaron caminando, yo sentía a Rodrigo a punto de salir y me colocaron en la esquina de la cama y me coloque en posición. Sentí una contracción y puje, salió la cabeza, me ardía mucho, volví a pujar nuevamente y termino de salir Rodrigo. Recuerdo que Janeth dijo son las 6:45 AM. Para mí el tiempo se detuvo justo allí, en ese momento, no me importo más nada, fuera temor, fuera reloj mental, fuera miedos. Ya Rodrigo había nacido y ya nada importaba. Ya estaba en mis brazos, pegado a la teta y todo lo anterior había sido parte de ese momento tan maravilloso que me había permitido tener a mi hijo en brazos. Después de todos los “protocolos” de limpieza, expulsión de placenta, etcétera, ya relajada en mi cama. Pedí comida a gritos, tenía mucha hambre, dios que hambre tan grande sentía. Antes de irse Beltrán converso conmigo y me pidió disculpas si en algún momento lo que me había dicho, había causado algún temor en mí, pero que debía decírmelo, pero que este parto le había dejado un gran enseñanza. La naturaleza es sabia. Que a veces era lo único que había que espera y confiar que la naturaleza es sabía y que muchos lo olvidaban sólo por seguir un “protocolo”. Beltrán es una persona a quien yo le tengo mucho respeto y admiración y luego de estas palabras, sentí mucho más respeto y mucha más admiración porque sentía que ya no me hablaba el doctor sino el gran ser humano, el amigo, el padre. Así lo sentí.

Elvis mis respetos y mi admiración. Janeth gracias por tu compañía, por tus mansajes, por tu complicidad, gracias por tanto. Eva muchas gracias por ser parte de esta nueva historia. Luis, mi amigo, compañero, cómplice, mi caballo de batallas que me apoya en todo. Mia, hija de mi alma, pedacito de mí. Beltrán las palabras sobran. Gracias a todos por estar.

Muchas veces se puede contar con las herramientas, la condiciones, pero lo más importante para que todo se de, es el apoyo y conté con mucho apoyo, muchas manos, para un masaje, para solo estará allí, para solo saber entender la situación, para solo estar en silencio. El apoyo en fundamental para todo y yo conté con un equipo excelente. Gracias totales. Los amo.

Si nuestra hija Mia fue Matrix. Rodrigo ha sido Matrix Reloaded. (Pocos entenderán y muchos no están listo para esta conversación).

Así fue como nuestro hijo Rodrigo Ignacio nació en casa, en un ambiente respetado y solo con las personas que allí debían estar, sin anestesia, sin pitocin, sin ningún tipo de intervención, solo AMOR, paciencia y mucho apoyo.

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