Una EstreUna estrella en el Cielo
Desde el nacimiento de mi hijo estuve en un estado de auto-confinamiento. Estuve en un estado emocional muy fuerte. Desde que, aproximadamente la semana 21 de gestación del embarazo de mi hijo Rodrigo, presenté contracciones de un falso trabajo de parto, entré en modo piloto automático de una fortaleza creada para proteger a Rodrigo que me aislé de todo y todos. Los motivos? Bueno solo haré mención al permiso de lactancia de los dos años y una desmejora laboral que me hicieron por pelear por mi permiso de lactancia y luego por volver a estar embarazada aún disfrutando de mi permiso de lactancia (reclamo tácito de quién era mi supervisor en ese momento) el cual peleé con garras y dientes y gane, pero lograron quebrantar mi estabilidad emocional con acoso laboral y demás, que sobran palabras para explicar. Un cuento para otro libro jejeje. Al volver de mi segundo reposo de postparto al trabajo, solicite inmediatamente cambio de gerencia y sin mucho insistir me dieron. No sé si por mis antecedentes jajaja, en fin. Estaba muy sentida por todo lo ocurrido durante mi embarazo, aunque tuve un maravilloso parto en casa por segunda vez, quedé sentida porque el embarazo de Rodrigo me movió muchas cosas que para ese momento ni había sanado del todo. Otro tema para otro libro. Pero básicamente aquí voy hace un pequeño paréntesis para hacer un llamado: Por favor queridos padres, hablen con sus hijos de la importancia de no permitir que nadie, absolutamente nadie, ni familiar, ni nadie… ok.. nadie les chantajee a cuenta de nada. Además, los hijos están bajo la estricta supervisión de los padres y de nadie más. Así que está pendiente de quién habla con ellos y que les dicen. Los niños son tan vulnerables y este mundo tan sucio y llenos de criminales. Cuídenlos por favor. Cierro paréntesis… entonces estuve en un ciclo de auto-confinamiento dónde no permitía que nada me sacara de ese estado. Ya estando en la nueva gerencia estuve mucho tiempo a la defensiva porque según yo, no iba a permitir que “volvieran hacérmela” ja ja ja.. conté y cuento con un excelente equipo de trabajo. Con los pocos que llegue a relacionarme para ese momento de verdad excelentes personas, muy receptivas, amables y cariñosas. Pero, yo a lo muy interno estuve un poco o mucho a la defensiva dónde no permitía nada más allá de una relación laboral cordial. El año 2019 estuvo cargado de muchos momentos que ya veo que solo fueron aprendizajes y que la vida o el universo te dará de lo que más necesitas para superarte y ya esto lo digo muy consciente. Ese año comparamos un carro, también se nos daño cuando tenía apenas un mes de haberlo comprado, mi esposo quedó sin empleo (otro tema para otro libro jajaja). Tuvimos que hacer de todo para solventar todas esas situaciones, además, me lesione un pie y estuvimos tiempo fuera de casa porque Luis tuvo que trabajar afuera de CCS. Entre tantas cosas que ocurrieron y ocurrían no estuve pendiente de los llamados de mi cuerpo. Era una semana antes del día del padre del 2019 cuando fui al ginecólogo por varias molestias en mi vientre pero lo que más llamo mi atención era que tenía 2 meses sin ver menstruación. Yo, siendo una persona muy puntual con mi regla, me dije, con todo este peo que hemos vivido debe ser un algo hormonal. Vaya sorpresa cuando el doctor me indica que estaba embarazada pero no había latido fetal. A partir de ese momento entre en un segundo túnel, no quería escuchar más nada al respecto, solo quería llegar a casa. Al llegar a casa lloré y lloré. No entendía lo que estaba ocurriendo. Llame a mi gran amigo Elvis, le conté, él me contuvo y me acompaño en mi dolor. Yo solo quería llorar y entender pero más me aislaba de la realidad. Trataba de repasar en qué momento había pasado todo esto. Luis llegó a casa y hablamos y solo lloramos. No sabía que hacer aún estaba tan aturdida de todo. Al día siguiente fui al trabajo y casi todo el resto de la semana. El día jueves, aún entre la negación y las emociones revueltas decidí contactar al Dr. Beltrán que ya no está en Venezuela, porque sabía que el me podía dar luces al respecto. Le comenté todo lo que estaba ocurriendo y le pedí que me ayudara a tomar una decisión, si esperar a la expulsión natural o si era mejor ir a que me realizarán un legrado (curetaje). Él lamento mi perdida y me aconsejo que porque como sabía cómo eran las cosas con los ginecólogos que no me ayudarían en el proceso de acompañamiento para la expulsión natural, y que podía ser muy dolorosa y además que los riesgos eran un derrame fuerte y que eso podía ser muy rápido o muy lento, entonces considero que lo mejor por todo lo antes expuesto era realizar el legrado pero también me aconsejo que aunque para mí era lo mejor que me tomara mi tiempo para vivir mi duelo porque se trataba de una perdida y como todo proceso de perdida me aconsejo vivir mi duelo y además me aconsejo un ritual que ya no recuerdo el nombre pero básicamente es como darle un lugar especial. Ese mismo día tomé la decisión ir a la clínica y se lo comenté a Luis. Acordamos ir el día sábado para que no interfiriese con mi trabajo, el de Luis y las clases de Mia y Rodrigo. El día vienes después de dejar a Mia y Rodrigo en sus respectivas guarderías nos fuimos a la clínica porque podía ser muy complicado el día sábado por el tema del seguro. Al llegar a la clínica no atendieron de inmediato por emergencias. Se activaron todos los protocolos de rutina, como al medio día me atendió una ginecobstetra y confirmo el diagnóstico de muerte fetal, y me indico que realizaría un legrado y que debía colocar las pastillas cytotec por administración oral y vaginal. Esto ha sido la experiencia más horrible porque además de perder una vida, estaba tomando pastillas abortivas, un choque emocional muy duro. Para resumir el cuento y no entrar en tantos detalles, el legrado me lo realizaron al día siguiente, Luis que ha sido mi caballo de batallas, estaba tan destrozado como yo, pero el no quería hacerme sentir peor y le tocó se fuerte y más fuerte durante esos días y los días posteriores. Aún cuando escribo esto ya después de un año, aún lloro porque me duele, me duele muchísimo. Nadie sabe lo que se siente hasta lo que vive. Siento tanta culpa porque era mi responsabilidad esa vida que aunque no fue planificada, llegó y se fue muy rápido. Trabajo mucho en perdonarme y sanar. Son tantas heridas que a veces me digo coño panita (Dios) no me dejas tiempo entre un y otra pero se que esto es una gran lección de vida. Se que es mi estrella en el cielo. Tengo tres hijos, dos conmigo y un@ se convirtió en estrella para acompañarme desde allí y ser mi estrella de Belén. Te amo hij@. Escribí todo esto como parte de mi terapia de sanación y perdón.
Lo Siento, Perdón, Gracias, Te Amo
Gracia


